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Javier Fernández que visitó la EMMD en noviembre, medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de invierno

El japonés Yuzuru Hanyu fue inalcanzable, pero sólo cedió ante un joven, el también japonés Shoma Uno.
¡Felicidades campeón!

¿Cuáles son los motivos del milagro? En los últimos 82 años, desde su debut en Garmisch-Partenkirchen 1936 hasta el jueves, España celebró las mismas medallas en los Juegos Olímpicos de invierno que en las últimas 48 horas: dos. Un éxito tan repentino se entiende por el pasado, donde hubo errores de todo tipo, pero también, por supuesto, por el presente, donde se trabaja con acierto. En la selección de snowboard cross en grupo, con el apoyo federativo, y Javier Fernández en solitario, con su talento a cuestas por medio mundo. Este sábado, después del bronce de Regino Hernández, el patinador se colgó otro bronce para elevar hasta cuatro la cuenta en el medallero.
Sólo un error propio podía dejar sin su segundo oro a su compañero de entrenamientos, el japonés Yuzuru Hanyu (317.85 puntos), pero en la batalla con los jóvenes por el resto de las medallas el español sólo cedió ante uno, el también japonés Shoma Uno (306.90). Después de la decepción de Sochi 2014, la medalla suponía la merecida culminación de su carrera para un Fernández (305.24) que será pionero en su país, por supuesto, pero también será recordado en su disciplina.
Porque en un patinaje convertido en gimnasia, con más saltos que arte, Fernández apostó desde el Mundial del año pasado por mantener la esencia, la expresión, y finalmente se impuso. Detrás suyo acabaron patinadores con múltiples cuádruples en sus programas, el chino Boyang Jin, el estadounidense Nathan Chen o el también estadounidense Vincent Zhou, pero la sencilla perfección del español prevaleció. Bajo las notas del musical 'El hombre de La Mancha', Fernández completó un programa largo limpio, con un único error:el tercero y último de sus cuádruples, el segundo salchow, acabó en doble. En el podio no parecía conmovido, quizá por ese fallo, por esperarse más cerca de Hanyu, pero, sin duda, en unas horas la alegría aparecerá.
El podio olímpico cierra una trayectoria que empezó hace ya más de 10 años. Con su marcha a entrenar a Nueva Jersey y posteriormente a Toronto, Fernández apareció en los últimos puestos de Europeos y Mundiales en silencio, sólo él imaginaba llegar donde ha llegado. Ni cuando venció en su primer Europeo, en 2013, se consideraba posible que un español acabara su carrera como acabará: con dos Mundiales, seis Europeos (o uno más, ya ha dicho que quizá aguante otro temporada) y el bronce en los Juegos de Pyeongchang de este sábado.

"Ahora me sentaré con mis entrenadores,
 Brian (Orser) y Tracy (Wilson), y pensaré qué hago. Si sigo una temporada más o no. Pero ya veis el talento que tienen los que vienen por detrás. Son más jóvenes, están más frescos. Para mí es prácticamente imposible mantenerme allí arriba más tiempo", dijo el español, que aceptó que, el hecho de saber que estos iban a ser sus últimos Juegos, su "última oportunidad", hizo que estuviera "un poquito más nervioso de lo normal"."Me he quitado un peso de encima y la espina clavada de Sochi. A lo mejor no es una medalla de oro ni de plata, pero para mí sí lo es, porque todo el trabajo que hemos puesto en el patinaje ha servido para conseguir un sueño. Eso es lo que era una medalla olímpica", comentó Fernández, ya después de haber subido al podio, en rueda de prensa. "Ha habido un fallo que (si no lo cometo) podría haber dado un paso más arriba en el podio, pero no es una cosa con la que me vaya a quedar. No es una cosa que vaya a pensar. Unas veces lo hacemos perfecto y otras tienes pequeños fallos", reconoció el patinador.
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